.La nuez de macadamia, Macadamia integrifolia, es originaria del este de Australia. Su aceite vegetal, extraído de las semillas, destaca por su combinación equilibrada de ácidos grasos monoinsaturados (como el ácido oleico y palmitoleico), junto con antioxidantes naturales. Esta composición permite que sea un aceite altamente nutritivo, reparador y ligero al mismo tiempo.
En el cuidado de la piel, el aceite de macadamia aporta hidratación profunda sin ser pesado, ayudando a calmar la sequedad, mejorar la elasticidad y promover una apariencia saludable. Es adecuado para pieles sensibles, maduras o expuestas a agresiones externas.
También es muy valorado como vehículo para aceites esenciales y en formulas de masaje, pues nutre sin obstruir los poros. En el cabello, se utiliza para reparar puntas secas, aportar brillo y suavidad, siendo un aliado en cabellos dañados o frágiles.
La nuez de macadamia está presente en la línea de aceites vegetales vehiculares de Biocorp, como en el Aceite Vegetal de Macadamia, disponible en presentaciones de 100 ml y 240 ml. Este aceite se caracteriza por su textura suave, ligera y de rápida absorción, ideal para hidratar profundamente la piel, calmar zonas sensibles y restaurar su elasticidad natural.
También hace parte de la fórmula de la Crema Natural de Jojoba y Caléndula, una crema facial y corporal con propiedades nutritivas, calmantes y regeneradoras, ideal para pieles sensibles, mixtas o secas. El aceite de macadamia, presente en su composición, potencia la acción hidratante y suavizante, aportando flexibilidad y protección sin obstruir los poros.
Además, el aceite vegetal de macadamia es una excelente opción como aceite base para masajes terapéuticos o mezclas con aceites esenciales, ya que proporciona nutrición profunda sin dejar sensación grasosa. También se utiliza en el cuidado capilar, ayudando a reparar el cabello seco o quebradizo, mejorar su textura y devolverle brillo y suavidad.
El aceite de macadamia se utiliza para nutrir, proteger y regenerar profundamente la piel y el cabello, siendo especialmente beneficioso en rutinas de cuidado natural. Gracias a su alto contenido en ácidos grasos monoinsaturados —como el ácido oleico y el palmitoleico, que están presentes de forma natural en la piel—, actúa como reparador y emoliente, ayudando a restablecer el equilibrio lipídico y a mantener la hidratación.
Es ideal para pieles secas, maduras, sensibles o irritadas, ya que calma, suaviza y aporta elasticidad sin obstruir los poros ni dejar una sensación grasosa. Su textura ligera y su rápida absorción lo hacen perfecto para el uso diario, incluso en zonas delicadas como el rostro, cuello y escote.
En aromaterapia y masajes, se emplea como un aceite vehicular excelente, porque permite que otros aceites esenciales penetren mejor, mientras aporta suavidad, flexibilidad y una sensación de confort sobre la piel. Además, en el cuidado capilar, el aceite de macadamia ayuda a reparar el cabello seco o dañado, facilita el peinado y reduce el frizz, dejando una textura sedosa y con brillo natural.
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Nutre y repara la piel sin sensación oleosa.
Aporta elasticidad y suaviza las zonas más secas o agrietadas.
Calma irritaciones leves, ideal para piel sensible.
Restaura brillo y suavidad en el cabello seco o dañado.
Favorece la regeneración celular, gracias a sus antioxidantes naturales.
Se absorbe rápidamente, perfecta para masajes y uso diario.
Actúa como vehículo eficaz para aceites esenciales.
Emoliente: Aporta suavidad y flexibilidad sin obstruir los poros.
Regeneradora: Estimula la renovación de la piel y fortalece el cabello.
Antioxidante: Protege frente a agresiones externas.
Ligera y rápida: Ideal para uso facial, corporal y capilar.
Nutritiva: Alta en ácidos grasos esenciales y antioxidantes.
Versátil: Funciona sola o como base en formulaciones terapéuticas.
En esta sección de nuestro blog Vida Sana encontrarás tips esenciales para aprovechar al máximo las propiedades de la Macadamia, desde su correcta selección y conservación hasta formas prácticas de incorporarlo en tu día a día.
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El árbol de la nuez de Macadamia es originario del este de Australia; sin embargo, el árbol es cultivado en muchas regiones tropicales alrededor del mundo (Hawai y África). La nuez de Macadamia o nuez Tierra de Reina, era parte de la nutrición básica de los Aborígenes de Australia.
Sólo dos especies poseen importancia comercial por ser las únicas que tienen la nuez comestible: Macadamia integrifolia y Macadamia tetraphylla. Las nueces de las demás especies son venenosas . La toxicidad se debe a la presencia de glicósidos.
La Macadamia contiene una alta proporción de grasa mono insaturada (un 88% de las grasas son mono insaturadas) que disminuye los niveles de colesterol. Rica en ácido oleico, presenta una composición grasa similar a la del aceite de oliva.
El Aceite de Macadamia contiene Ácido oleico u omega-9 (61%), ácido palmitoleico u omega-7 (19%), vitamina E y esteroles.
Es el único aceite vegetal que contiene gran cantidad de ácido palmitoleico, un ácido graso monoinsaturado responsable del metabolismo de los lípidos por tanto le confiere propiedades suavizantes.
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